Mujeres, Armas tomar surge como una intersección entre Colombia y México ambos países convulsionados por procesos de “guerra” ya sea interna o contra el narcotráfico, da como resultado una amenaza latente a la noción de vida forzando a las personas a deplazarse de sus lugares de nacimiento a causa de la violencia, así narra Maria de los Angeles, quien “Mientras vivió con sus abuelos, trabajo en el campo. No aprendió a leer ni a escribir porque la escuela le quedaba demasiado lejos, para ir a pie. Un día, cuando Arelia tenía 12 años, alguien de las FARC-EP le propuso que fuera a hacer un curso que duraba un par de meses para aprender cómo se sostenía la guerrilla. Sin colegio y con hambre, el curso parecía una muy buena opción, pero ese par de meses se convirtieron en cuatro años. Una vez dentro no la dejaron salir” Tuvo que huir de su país para poder volver a vivir, a sobrevivir. La acción comienza con Tres mujeres víctimas de desplazamientos forzados en búsqueda de una mejora en su condición vital, pero no por ello se está tratando de revictimizar a las personas que fueron sufrientes de las acciones violentas en su contra, sino de enunciar una realidad social de la cual son blanco, en otro nivel debemos hacer hincapié que cuando nos referimos a mujeres, hablamos del término ampliado y diverso de lo que significa y se es ser mujer, independientemente de su sexo-biológico asignado al nacer, su etnia, orientación sexual, clase social , etcétera…
El 21 de Marzo del 2013 fue el último día de libertad en el lugar donde crecí, donde viví desde los 5 años. Esa noche, fui a hablar al departamento de mi expareja a recoger unas cosas sabiendo que no íbamos a estar solos. Un mes antes me había salido porque dio un puñetazo y me abrió oreja. Me la tuvieron que pegar en el hospital. Ese día fui a recoger unas cosas y regresaría unas cosas sabiendo que no iba a estar sola y con él. Todos se fueron y me quedé… Comenzó la discusión y no quería que siguieran con el juicio. Le dije que sintiera ir a las cortes… Los próximo que pasó fue estaba en el suelo… Tratando de gritar pero no *posible. Tenía un codo sobre mi cuello. Con los últimos respiros, con las últimas gotas de energía, recordé que tenía una navaja en mi bolsa del pantalón… La saqué, y sin saber donde estaba pegando la lancé para arriba, sentí la sangre… Al siguiente día, fui al centro de familia y víctimas. No sabía que ahí habían policías y no sabía que el director de ese centro era su abogado de hechos. Fui para pedir ayuda (…) Y me pusieron esposas… y mi abogado público me dijo que él no era cualquier chico. Que era un veterano de 8 años y que había decidido el Corazón Púrpura y que iba a tener… que era mi palabra contra la de él. Iba a tener que convencer a dos de los Judges. Que no estaba diciendo la verdad… Me dijo que si perdía, podía pasar el resto de mi vida en la cárcel. Me ofrecieron 7 años de libertad condicional y los acepté. Si hubiera tenido una tarjeta con 7 números ese mismo día hubiera salido… a abrazar a mi hijo de 4 años. Pero migración me deportó prevenida. Pasaron 4 años para poder ver a mi hijo otra vez… para poder abrazarlo… eso fue hace 6 años [sic].

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